Un nuevo capítulo que tiene en el ojo de la tormenta virtual a la modelo, conductora e influencer. Su descargo luego de haber comparado a un hater con un violador.
Con el inicio de la #cuarentena Ivana Nadal se volcó a lo espiritual, a lo reflexivo. En sus redes sociales comparte su cambio de mirada. Pero a la par de elogios, hubo un vendaval de críticas. Algunos «haters» notan un estilo forzado, incrédulo, con rasgos de ironía. Perciben un tono pausado y solemne que parece forzado. La popularidad y la crispación de cientos de seguidores fue de la mano.
En uno de sus últimos posteos comparó el odio que genera la violación a un bebé con los insultos que se reciben en las redes sociales. La gota que rebasó el vaso. Los ánimos se alteraron. Sus redes sociales se llenaron de comentarios repudiando sus palabras. Tocó fondo. La acusan de banalizar un tema más que delicado.
Atenta a lo que se dijo de ella en los medios y en las redes, redobló la apuesta y en el mismo medio en el que compartió su provocadora mirada se defendió. Según su visión, ella no es comprendida y el problema es de la sociedad, que no la entiende. “Podrá ser conflictivo para el mundo que expongas tus ideas y que seas de la forma que eres, pero tú no eres lo que otros dicen, tú eres lo que sabes que eres”, manifestó. Adjuntó un fragmento titulado “Características de un ser de luz”.
Según ella, que dice ser un “ser de luz”, el hecho de no ser comprendida por el entorno tiene que ver con ser una persona iluminada que está por encima de todos. Generalmente, los individuos como ella se sienten incómodos con la gente que los rodea por no ser interpretados e incluso ser rechazados. Sostiene que quienes no pueden ver el mensaje son aquellos que están cerrados.
“Desde temprana edad ve sus diferencias con las personas de su entorno. Pueden llegar a sentir fuertes momentos de soledad, rechazos e incomprensión. Los seres de luz se sienten atraídos por ayudar a los demás, actúan desde la real bondad, siendo sensibles y empáticos”, sostiene un fragmento de la publicación que compartió y que hace referencia a las cualidades que dice tener.
Un día antes, se volcó en su cuenta de Instagram con el comentado video: “Esa persona que es una violadora, una asesina, una hija de recontra mil pu…, que uno la define como una basura, también fue bebé inocente. ¿Se piensan que se acuesta con una sonrisa? ¿Que se acuesta con orgullo? Es un alma vacía, un alma ignorante de espiritualidad, ignorante de amor”, comenzó.
Si bien hasta acá se venían aceptando sus palabras, a continuación, habló de la manera en la que se encasillan ciertas cuestiones. “Te enseñaron a meter en casilleros: si violás a un bebé es más grave a que si me insultas en las redes sociales. Todos están dando maldad en el mundo”, remarcó. Estas frases tan desafortunadas con las que intentó analizar la construcción psíquica de un abusador hicieron que el repudio fuera generalizado.
El foco se puso en que, lejos de pedir disculpas por la asociación, culpó a quienes no piensan como ella de estar equivocados. El de Ivana parece ser el paradigmático caso en el que un manejo erróneo de la comunicación 2.0 aniquila, o confirma, cualquier reputación.