La falta de actividad empresaria durante los meses de la pandemia y el crecimiento de la modalidad Home Office ha llevado a que el Microcentro porteño pierda su imagen de territorio repleto de oficinas y trabajadores recorriendo sus calles, pasando a edificios con carteles de venta o alquila, y algunos, que aún sobreviven a la vieja normalidad laboral. Esto podría convertirse en un motivo de transformación de la zona desde el punto de vista inmobiliario.
En la actualidad los valores de las unidades de dos ambientes se comercializan alrededor de los u$s 45.000, mientras que un edificio en bloque con aproximadamente 50 unidades tiene un valor que va de 1 a 2 millones de dólares. Esta situación es única y una oportunidad nunca antes dada si se consideran los beneficios, accesos y comodidades con los que cuenta microcentro que apunta a renovarse como sucedió a fines del siglo pasado con Puerto Madero.
En poco tiempo, el microcentro porteño podría dejar de ser como lo conocemos y convertirse en el nuevo “Puerto Madero”: uno más de los barrios residenciales de la ciudad más codiciados. Los bajos precios de los inmuebles, motivan a ciudadanos e inversores a apostar por el futuro de la zona.
Tras meses sin actividad y con la llegada para quedarse del home office, son muchos los que al día de hoy deciden vender sus oficinas que se encuentran prácticamente sin actividad.
“Esta situación abrió las puertas a una nueva posibilidad que puede volver a dar vida a la zona que se extiende desde Córdoba a Belgrano y Callao y convertirlo en un barrio con perfil más residencial con una fisonomía muy distinta a la pre pandemia”, comentó Matias Towers, Director Comercial de Mudafy, la plataforma inmobiliaria que aumentó 27% su oferta en los últimos meses en los barrios de San Nicolás y la porción correspondiente a Montserrat.
Esto es una posibilidad no solo vista por ciudadanos e inversores, que buscan remodelar las viejas oficinas en nuevos espacios para vivir, sino también por el gobierno que ya presentó un proyecto de ley para que se haga realidad, a través del Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible (FoDUS) -mediante instrumentos como créditos subsidiados-.
Al día de hoy, el 63% del microcentro corresponde a oficinas: más de 600 parcelas de oficinas por cada kilómetro cuadrado, mientras que, el espacio de viviendas es del 20% con menos de 200 parcelas por cada kilómetro cuadrado. Pero en este contexto, la Secretaría de Desarrollo Urbano porteña, entiende que los más de 640 emprendimientos de oficinas enclavados en la zona delimitada, pueden readaptarse como viviendas.
De esta manera los beneficios que tiene la zona podrían convertirse en los requisitos de muchos a la hora de buscar su hogar ideal: interconexión (subte, ciclovías, Metrobus todo a minutos), oferta cultural, comercial y de servicios, y hasta cercanía a las grandes universidades de la ciudad.
También, podrían ser estos los requisitos de los turistas cuando buscan alojamiento a la hora de visitar Buenos Aires, convirtiéndose así, en una oportunidad para los inversores, frente a unidades a precios históricos a la baja, que podrían alquilarse temporalmente en dólares.
“Creemos que podría replicarse la experiencia de Puerto Madero, una zona que logró modernizarse, revalorizarse y posicionarse como uno de los mejores lugares de la ciudad para vivir y pasear” concluyen desde Mudafy.