Diego Armando Maradona, murió esta mañana producto de un paro cardio-respiratorio y llenó de conmoción al mundo que se sorprendió al ver el último vuelo del barrilete cósmico.
Cuesta creerlo. Siempre la peleo y salió que nos creímos que era invencible. Le gambeteó tantas veces, al igual que lo hacía en la cancha, que hoy cuando la noticia empezó a circular quisimos pensar que se trataba solo de un rumor más de esos que corren por redes sociales.
Hace solo un par de días, después de una nueva internación y la cirugía para corregir un hematoma subdural en su cabeza, el Diego fue llevado a una casa en un barrio cerrado de Tigre. Todo hacía pensar que esta vez, recién cumplidos sus 60 años, podía lograr la recuperación que tanto anhelábamos para volver a verlo activo en las canchas en su nuevo rol de entrenador.
Ya vendrán tiempos de debates o posturas sobre la vida de Maradona, pero este no es el momento. El 25 de noviembre del 2020 será recordado como el día donde el fútbol pasó a la inmortalidad. Donde en tan solo horas, nuestros ojos se llenaron de imágenes recordando goles, jugadas, mientras alguna lágrima se mezcla entre los videos haciendo jueguitos.
Tres títulos con el Barcelona, cinco con el Nápoli que revolucionaron a una ciudad, uno con Boca y tres con la selección (1 Mundial Sub-20). Los palmares respaldan tanto juego y tanto afecto ganado en cada terreno que tuvo el privilegio de ser pisado por sus tapones. Se puede escuchar el silencio de la tristeza atravesando a todo el mundo en cada mención a Diego.
En un 2020 ya revolucionado, la muerte de Maradona genera una conmoción aún mayor. Una lluvia de mensajes que no discriminan idiomas, deportes ni edades, inundaron las redes sociales para recordarlo. Que increíble, lo que cuesta hablar en pasado de una leyenda tan presente.
Hoy, en tu camino al cielo, ese lugar donde tendrás un lugar privilegiado por ser nada más y nada menos que D10S, seguramente se pudo escuchar: “La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol!”
Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas