Un informe de la UCA muestra que esto alcanza el 53,5% de los niños, pese a que la Ley de Educación Nacional, de 2006, contempla la enseñanza de tecnología como un derecho. La Ciudad es el distrito que más avanzó.

Un nuevo informe de la UCA prendió alarmas, como si faltaran: más de la mitad de los chicos en edad de primaria aún no tiene clases de computación.  La realidad se agrava a menor nivel socioeconómico.

El informe, titulado “Condiciones de vida de las Infancias Pre-pandemia COVID-19”, muestra una serie de déficit en derechos a los que los jóvenes les corresponde acceder. En lo respectivo a clases de computación, el déficit alcanza el 53,5% en 2019.

El estudio señala avances entre 2010 y 2015, cuando esa carencia cayó 8,5 puntos porcentuales. En los últimos años, sin embargo, se revirtió la tendencia y el déficit aumentó en 10 puntos.

De la mano de esa fenómeno, también cayó la tenencia de una computadora. En 2019, el 48,7% de los niños y adolescentes entre 5 y 17 años no tenían una computadora en el hogar, 13 puntos porcentuales más que en 2014.

“La tendencia probablemente se vincule a programas como Conectar Igualdad y otros tantos locales que se desarrollaron en esa etapa de transferencia de tecnología a los hogares. Todo indica que tras ese período la tecnología se tornó obsoleta, se averió y no hubo recursos económicos para su reparación y/o reemplazo. También es probable que los hogares apelen a la conectividad de los teléfonos celulares y dispositivos similares como tabletas”, relata el informe.

Respecto al acceso a la enseñanza de computación, no se advierten diferencias según el sexo, pero sí la brecha de acceso está marcada por los niveles socioeconómicos. 

Los estudiantes procedentes del estrato considerado “trabajador marginal” casi quintuplican su propensión de no contar con esa oferta educativa frente a sus pares del estrato medio profesional.

La Ciudad de Buenos Aires es el distrito que más avanzó en la materia en los últimos años. Del lado opuesto, en el Gran Buenos Aires y el Interior se registraron retrocesos. Cuando se mira dentro de los tipos de gestión, la escuela privada creció de modo sostenido con el paso de los años, mientras que la pública, al contrario, perdió terreno.

Trece años pasaron desde la Ley de Educación Nacional, que data de 2006, y aún el acceso a la enseñanza de computación, contemplado como un derecho de los niños, está muy lejos de cumplirse.