Escritora, educadora, feminista, compositora e ícono de la cultura popular: hoy María Elena Walsh cumpliría 91 años y vaya este pequeño homenaje a quién nos acompañó siendo niños y, también adultos, con su música y sus textos.
María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Villa Sarmiento, zona oeste de la provincia de Buenos Aires. Fue la menor de seis hermanos y se crió entre una escuela cada vez más autoritaria, y una gran libertad en su hogar. Sus estudios secundarios los cursó en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, en el centro de Buenos Aires.
Curiosa desde pequeña, con la llegada de los primeros medios de comunicación, creció entre audiciones de tango, jazz y comediantes como Niní Marshall. Con el inicio del cine sonoro y los musicales, Fred Astaire/Ginger Rogers, Bing Crosby, Nelson Eddy y Shirley Temple, se convirtieron en sus primeros ídolos.
A sus catorce años, comenzó a publicar poemas en medios prestigiosos como El Hogar, el diario La Nación, la revista Anales de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis Borges, o Sur, de Victoria Ocampo. En 1947, con diecisiete años, su primer libro «Otoño imperdonable» vio la luz. Algunos de sus lectores fueron poetas consagrados como el chileno Pablo Neruda y el español, Juan Ramón Jiménez. En 1948 publicó «Apenas viaje» y en 1951, «Baladas con ángel».
Poco tiempo después, comenzó su camino musical junto a su amiga Leda Valladares, con quien formó el dúo vocal Leda y María, dedicado a cantar canciones tradicionales del Noroeste argentino. Las jóvenes estuvieron en París hasta 1956 y ya de vuelta en Buenos Aires, actuaron en teatro y televisión, y grabaron sus mejores discos: entre ellos «Canciones del tiempo de Maricastaña» .
Hacia 1958, con el impulso de la joven directora María Herminia Avellaneda, María Elena comenzó a escribir sus primeros libretos para teleteatro y programas infantiles. Así nacieron: “Doña Disparate”, el “Rey Bombo” y «Canciones para mirar».
Durante un tiempo se dedicó casi por completo a continuar escribiendo obras infantiles: «Tutú Marambá», «La mona Jacinta», «Juancito volador», «El Reino del Revés», «Zoo loco», «Dailan Kifki», «Cuentopos de Gulubú», son sólo algunos de sus primeros cuentos.
Para la época de la dictadura militar, se volcó hacia los medios gráficos y siguió escribiendo artículos periodísticos donde un tema recurrente fue el feminismo: puso sobre la mesa el rol de la mujer y la desigualdades que veía en la sociedad.
«El Movimiento de Liberación Femenina no se conforma con paliativos, aunque no tenga más remedio que aprobarlos en primera instancia. Tampoco busca a ciegas la igualdad con el hombre (…) Lucha para conquistar una absoluta autodeterminación, para acabar con el reparto de privilegios, funciones y sanciones según el sexo, para construir a la larga una nueva civilización, humana y cooperativa», escribió en «Carta a una compatriota» publiada en 1973 en la Revista Extra.
Con la vuelta de la democracia, su carrera siguió entre guiones televisión y cine. Fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y Miembro del Directorio del Consejo para la Consolidación de la Democracia, entre tantas otras distinciones.
También, continuó escribiendo literatura para niños y en el 2008 editó su último libro, «Fantasmas en el parque» una mezcla de novela y autobiografía.
Falleció el 10 de enero de 2011, a los 80 años.