En 1948, durante la primera Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano de decisión de la OMS, se definió que el 7 de abril de cada año sería conmemorado el Día Mundial de la Salud.
En este contexto, desde Cuatro Giros conversamos con la Lic. Mayra Aguayo (MN 8113 – Instagram @nutricion.sinrestricciones), Licenciada en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires.
Desde el punto de vista de la atención nutricional, esta va más allá de la segmentación a los alimentos. En este sentido, la Licenciada destaca que es importante abordar al paciente como un todo desde sus emociones, historia y estilo de vida para en base a eso armar en conjunto un camino al bienestar.
El equilibrio nutricional tiene una fuerte incidencia en la salud del ser humano. En este sentido, conversamos con la Lic. Aguayo sobre la situación actual de la nutrición de los argentinos, la importancia de la buena nutrición en la niñez, los nuevos estilos de consumo de alimentos y el efecto que generó la pandemia.
¿Cómo es el estado actual del panorama nutricional de los argentinos?
En nuestro país las afecciones más prevalentes y que, año a año, crecen tanto en adultos como en niños y adolescentes, son el sobrepeso y la obesidad. En adultos, representan casi el 60% de la población y en niños, cerca del 40%. Los sectores más afectados son los de bajos recursos: se cubren en exceso las necesidades calóricas, pero con alimentos de baja calidad nutricional que son los de menor costo. En niños, esto genera un precedente y los predispone a continuar con sobrepeso u obesidad en su vida adulta. En adultos estas entidades se relacionan con patologías como hipertensión, diabetes, enfermedad vascular y algunos tipos de cáncer.
Puntualizando en los niños y niñas, ¿Cuál es la situación y cómo influye en el desarrollo?
Los niños son los más vulnerables. Durante la etapa de crecimiento incorporar nutrientes críticos en cantidades adecuadas es de vital importancia para un correcto crecimiento y desarrollo, también en lo que respecta a instalar hábitos que queden en ellos de por vida. Además, son grandes agentes de cambio, y trasladan lo que aprenden a su círculo familiar. La gravedad de la situación actual está apoyada en dos puntos: por un lado, la situación socioeconómica donde, a medida que las familias son más pobres, más pobre es la calidad de su alimentación. Esto trae como consecuencia enfermedades por carencia (anemia por déficit de hierro, por ejemplo) y por exceso como el sobrepeso a la obesidad. Por otro lado, los niños son los más vulnerables y los más expuestos a las acciones de marketing (envases, publicidad con personajes deportivos o de ficción) ligadas a alimentos que no son para nada saludables o adecuados para ellos: cereales de desayuno cargados de azúcar, galletitas dulces, papitas y demás snack salados, jugos envasados y gaseosas; todos ellos con personajes y slogans dirigidos especialmente a ellos.
¿Considera que existen las políticas de Estado necesarias para un buen desarrollo nutricional en nuestro país?
Estamos avanzando, muy lentamente, pero avanzando. Está en proceso de aprobación del sistema de rotulado de alimentos (etiquetado frontal) que busca brindar información nutricional clara sobre qué es lo que estamos consumiendo. Es de imperiosa necesidad centrarnos en difundir los mensajes de las guías alimentarias para la población argentina, para dar acceso a la información sobre lo que implica llevar un estilo de vida saludable de forma más masiva y eficiente: medios de comunicación, colegios, lugares de trabajo, etc. Capitalizar la información es fundamental porque, de esa manera, cada uno puede valorar la importancia de llevar un estilo saludable y desarrollar herramientas para poder implementarlo.
¿Cómo debería ser una salud equilibrada desde el punto de vista nutricional?
Para cuidar nuestra salud debemos atender distintos ejes. Podemos nombrar: el adecuado descanso, la actividad física, el control del estrés y la alimentación. Respecto a la última, la clave de llevar una alimentación equilibrada está en centrar nuestra alimentación (80% o más) en alimentos reales, lo más parecido a como los encontramos en la naturaleza: granos enteros, carnes, legumbres, frutas, verduras huevos, frutos secos; evitando alimentos altamente procesados como snacks, galletitas, gaseosas y embutidos.
¿Existe en el aspecto nutricional una relación con la “herencia familiar” o está sólo vinculado a los hábitos de la persona?
Existe un componente genético que nos predispone a determinadas afecciones en mayor medida que a otras. Por eso, normalmente en las consultas preguntamos por antecedentes familiares además de los personales porque nos da un precedente de a qué patologías somos más vulnerables. De cualquier forma, sólo nuestros hábitos pueden favorecer que se detone o no ese factor genético predisponente. Esto aplica a patologías que son de origen multifactorial, no transmisibles y posibles de prevenir como lo son la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Si llevo un estilo de vida saludable de forma consistente en el tiempo aun teniendo “todos los números”, pueden no desarrollar la patología finalmente.
¿Cómo han influido en el aspecto nutricional los movimientos Veganos?
La difusión de forma más masiva del estilo de alimentación vegana y vegetariana favoreció que se instalen en góndolas de supermercados, mercados saludables, restaurantes y demás espacios alternativas de alimentos que antes no veíamos de forma tan frecuente. Esto favorece que aun no llevando ese estilo de alimentación puedas conocer y probar nuevos alimentos, que siempre es bienvenido. Sobre todo en nuestro país donde el consumo de carnes es tan elevado y la variedad de alimentos tan limitada: el 90% de las calorías consumidas provienen de un grupo pequeño de 20 alimentos. Las proteínas vegetales como legumbres, texturizados de estas, tofu y seitán son fuentes nobles y versátiles, y además de muy bajo costo (económico y ambiental) si lo comparamos con las proteínas animales.
¿Cuál es la recomendación para quienes se inician en ese estilo de alimentación?
Al iniciar un estilo de vida vegetariano o vegano siempre recomendamos informarse para hacerlo de forma responsable y que, de esta manera, pueda ser sostenible y con impacto 100% positivo en la salud. Nuestro cuerpo no necesita alimentos específicos, pero sí nutrientes específicos y en la medida en que se los brindemos todo funcionará correctamente. Algunos de los llamados nutrientes críticos, que aplican también para omnívoros y debemos atender, son: hierro, vitamina D y B12 y calcio.
¿Cuál fue el impacto de la Pandemia y el Aislamiento en la salud nutricional de los argentinos?
Esta pandemia vino a ponernos de cara con varios de nuestros fantasmas, y la alimentación y el vínculo con los alimentos fue uno de ellos. Puede ser muy desafiante encontrarse encerrado en casa ya sea solo o con otros, dado que normalmente había un momento del día donde alguno o todos los miembros de la familia salían, y el que vivía solo salía a socializar. Sin aviso y por más tiempo del esperado nos encontramos en unas “pseudovacaciones”, al lado de la heladera y sin poder realizar mucha actividad física más que en el espacio del hogar. Generó incomodidad y nuevos desafíos, por suerte las tele consultas se hicieron lugar y el hecho de tener más tiempo llevó a muchos a consultar y trabajar sobre aquello que la pandemia dejó en evidencia, dando lugar a que se instalen nuevos hábitos.
¿Existe una vinculación entre el Covid y el estado nutricional de la persona?
Si, llevar un estilo de vida saludable es un factor que nos ayuda a sobrellevar de manera favorable todo tipo de infecciones. Existe una entidad denominada “estado inflamatorio de bajo grado” que nos predispone a todo tipo de enfermedades transmisibles y no transmisibles (diabetes, cáncer, enfermedades infectocontagiosas). Este estado inflamatorio empeora cuando, por ejemplo, somos fumadores, consumimos azúcar en exceso, alimentos altos en grasas saturadas y trans. Por otro lado, mejora frente al consumo de antioxidantes, vitaminas y minerales y sustancias antiinflamatorias como omegas de la serie 3.
No hablamos necesariamente de suplementos, sino del hecho de apoyar nuestra alimentación en alimentos reales, con alta densidad nutricional.
¿Cuáles serían los hábitos saludables que le recomendaría a quienes están leyendo esta entrevista?
Lo más importante, es desligar los sentimientos negativos asociados al estilo de vida saludable: no significa pasarla mal, no comer nada de lo que me gusta o morir de hambre. Significa encontrar un equilibrio, una negociación entre lo que mi cuerpo necesita para vivir más y mejor y lo que yo estoy disponible para hacer por el hoy por hoy. Desarrollar herramientas para el control del estrés, descansar bien, realizar una actividad física que disfrutemos, comer variado alimentos reales: incluir vegetales en almuerzo y cena, proteínas de origen animal o vegetal (carnes magras, huevos, legumbres), incluir diariamente frutas, cereales integrales, priorizar el consumo de agua y limitar el consumo de sal, azúcar y alimentos ultraprocesados (galletitas, gaseosas, snacks, embutidos); consumir lácteos descremados e incorporar alimentos como frutos secos y semillas para obtener calcio, son algunos de los aspectos que podemos mencionar, en líneas generales.