El 25 de mayo, en Minneapolis, Geroge Floyd fue asesinado por un policía asfixiándolo con su rodilla durante ocho minutos y cuarenta y seis segundos mientras suplicaba poder respirar. Su muerte volvió a poner sobre la mesa la discusión sobre el racismo en los Estados Unidos.

Floyd trabajaba como empleado de seguridad y había sido despedido producto de la pandemia del coronavirus. Incluso cuando se le realizó la autopsia, se reveló que se encontraba contagiado con Covid-19. Fue detenido supuestamente por intentar comprar cigarrillos con dinero falso, lo que demuestra aun más la violencia injustificada que sufrió.

La lucha de los afroamericanos no es algo nuevo, pero sí muy vigente. Desde la década del 50 Martin Luther King, comenzó la lucha por los derechos. Mediante protestas pacíficas, reclamó el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente negra en el país con los índices de discriminación más elevado, como los Estados Unidos. El 4 de abril de 1968 a las 18 horas y un minuto, Luther King fue asesinado por un segregacionista blanco.

70 años pasaron y nada ha cambiado. Luego del brutal asesinato de Floyd, se dieron a conocer cifras que preocupan y que resultan increíbles para el siglo XXI. En el último año, 1.099 personas murieron por violencia policial, de ese número el 24% fueron afroamericanos. Esta cifra es desproporcionada si se tiene en cuenta que menos del 14% de la población de los Estados Unidos es negra.

En cuanto a la población carcelaria del país, el 33% son negros, es decir 1.000 cada 100 mil afroamericanos, mientras que los blancos son 200 cada 100 mil. Pero la violencia racista no es solo de las fuerzas. Los asesinatos llevados adelante por grupos o personas de odio hacia los negros creció más del 50% en los últimos años.

En otros aspectos donde se puede visualizar la discriminación que sufren en los Estados Unidos es el económico. La sociedad negra tiene el doble de posibilidad de ser pobre en ese país. Los ingresos de los adultos blancos son en promedio un 40% más elevado. Estos datos además, tienen consecuencia en ámbitos como en el de la salud, ya que en territorio norteamericano el sistema sanitario es pago.
Por la falta de acceso, la salud de los afroamericanos es mucho más frágil y sufren de enfermedades como diabetes, obesidad, etc. Las consecuencias son graves: el 40% son más propensos a morir en una edad temprana y el 50% tiene más posibilidades de sufrir una enfermedad del corazón. Incluso la pandemia del coronavirus da claras muestras de esta situación. El 33% de las personas hospitalizadas por el virus son afroamericanas.

Pero las acciones discriminatorias no se limitan a los adultos. Los chicos ya comienzan a sufrir hechos que sin duda marcan su vida para siempre. Los estudiantes negros son expulsados tres veces más de los colegios que los blancos y el nivel de acceso a estudios superiores es mucho más bajo cuando se trata de afroamericanos.

Martin Luther King fue la primera esperanza de los negros en Estados Unidos. Con la llegada de Obama al gobierno, los sueños de bajar los índices racistas en el país se habían hecho aún más fuertes. Lo ocurrido con George Floyd muestra que nada ha cambiado. Una lucha de años que ha tenido resultados, pero que aún no ha logrado darle a los ciudadanos afroamericanos vivir en paz e igualdad.

Lo ocurrido con George ha despertado manifestaciones en todo el mundo. Millones de personas salieron a protestar contra la violencia racista y la violencia institucional. Principalmente organizados por Black Lives Matter, un movimiento internacional de derechos humanos, originario de la comunidad afroamericana, que hace campaña contra la violencia y el racismo sistémico hacia los negros. Lo importante es que las voces no se intimiden ante la violencia. Como diría Martin Luther King, “siempre es el momento adecuado para hacer lo correcto”.