Hoy es el Día Internacional de la Higiene Menstrual, fecha que se creó para visibilizar y concientizar sobre las desigualdades y los estigmas que enfrentan las personas menstruantes: no poder adquirir productos de higiene por sus costos elevados, no tener acceso a la información adecuada sobre su periodo, ausentarse de la escuela o el trabajo, pasar vergüenza por mancharse la ropa, o no tener un baño y agua potable en su casa.
Y es que aunque estemos en el siglo XXI, en muchos países la menstruación sigue siendo un tema tabú, desconocido y rodeado de mitos. Según explican desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en ciertos países (por cuestiones culturales) quienes menstrúan no pueden realizar ciertas actividades mientras dure su sangrado.
«En algunos lugares, las mujeres y niñas que menstrúan tienen prohibido cocinar alimentos, visitar espacios religiosos o pasar la noche en casa. El aislamiento y la expulsión del hogar pueden ser peligrosos, y se han vinculado con varias muertes», detallan desde la UNFPA.
Además, de acuerdo a datos de Amnistía Internacional Argentina, se estima que, a nivel mundial, al menos 500 millones de personas no pueden acceder a los productos para transitar su ciclo de forma digna y saludable, en muchos casos porque no pueden pagar el costo de los productos y tampoco tienen un Estado que se los provea. A nivel local, según la primera encuesta de gestión menstrual realizada en mayo de 2020 por la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires, 7 de cada 10 personas que menstrúan afirmaron haber tenido que modificar sus hábitos en el uso de estos productos por motivos o dificultades económicas.
Y, en esa misma línea, de acuerdo al informe “Justicia Menstrual. Igualdad de Género y gestión menstrual sostenible” de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, por año, el gasto en toallitas y tampones es entre $1.933 y $2.158 para productos que están dentro de los «Precios Cuidados» y de $3.228 a $4.327 para los más vendidos.
Es por eso que, con el tema ya sobre la mesa, y entiendo que la gestión menstrual es un derecho humano, muchos países adoptaron medidas para ayudar a las personas menstruantes. Escocia fue el que dio el puntapié inicial y el año pasado se convirtió en el primer país del mundo en garantizar que los productos de higiene menstrual sean gratuitos para quien los necesite.
En nuestro país, provincias como Tucumán, La Rioja, Misiones y San Luis cuentan con distintas campañas de distribución gratuita de elementos de gestión menstrual y, en también en municipios como Rosario y Santa Fe; Río Grande en Tierra del Fuego; San Rafael, Malargüe, Luján de Cuyo, Junín en Mendoza; y Las Flores, Zárate, Quilmes, Hurlingham, Moreno, Morón, Pilar, San Fernando, San Martín y Tigre, entre otros de la Provincia de Buenos Aires.