La tradicional competencia continental retorna a este martes tras el parate provocado por la pandemia del coronavirus. El regreso se da en un marco de polémica por los casos positivos en los equipos y el peligro de la circulación del virus entre países.
Lejos en el tiempo quedó el último partido que se disputó por la Libertadores previo al Covid-19. Fue el 12 de marzo cuando Gremio e Inter de Brasil empataron 0 a 0 en algo que se pareció más a una batalla campal que a un encuentro deportivo, ya que termino con ocho expulsados. Por momentos, ese parecía haber sido definitivamente el último acto de un espectáculo que iba a tener que suspenderse.
Pero con el correr de los días, a pesar de la crítica situación que vive Sudamérica frente a la pandemia, la Conmebol presentó un protocolo y estableció el 15 de septiembre como fecha de regreso. La decisión generó la primera de todas las polémicas. Había países que no habían podido volver a los entrenamientos, mientras otros ya habían retomado las competencias. Las desigualdades en referencia a tiempo de preparación generó que en países, como Argentina, las asociaciones presionen a los gobiernos para el retorno a las prácticas antes de lo esperado.
Las consecuencias de esta prematura decisión en medio del pico de contagios en esta región se comenzaron a ver rápidamente. Brotes de contagios en diferentes planteles pusieron en jaque a la organización, aunque lejos de amedrentarse, sostuvo con firmeza la fecha de reinicio de la competición.
En este contexto, las discusiones continúan a horas de la vuelta. Principalmente el malestar surge en Paraguay, paradójicamente la sede de Conmebol. Libertad, conjunto guaraní que debe enfrentar a Boca el jueves, elevó un reclamo porque el ministerio de Salud de ese país, junto a la organización, autorizaron al Xeneize a viajar con jugadores que en sus test den “detectable” al Covid-19.
La cuestión es que el virus se mantiene en el cuerpo más tiempo que el período donde puede contagiar. Esto genera que a pesar de haber transcurrido los días de aislamiento, los hisopados pueden continua dando positivo, pero supuestamente, sin riesgo de contagiosidad. Frente al brote que sufrió el conjunto argentino los últimos días, que llevó a que sus jugadores cumplieran con el aislamiento hasta poco antes del regreso es que se solicitó esta excepción a la norma.
Para evitar inconvenientes con jugadores contagiados, la organización extendió la lista de buena fe de 30 a 40, pero debido a los brotes masivos tuvo que volver a actualizarlo en las últimas horas hasta 50 jugadores por plantel. Situaciones que muchos sostienen que desvirtúa por completo la naturaleza de la competencia.
Todo este escenario de polémica era previsible luego de la rápida decisión de Conmebol de volver a las canchas. Lo peor de todo, es que aún falta lo más riesgoso, que es la circulación de los planteles por diversos territorios del continente, muchos de los cuales se encuentran atravesando su peor momento de la pandemia. Los riesgos crecen, pero la expectativa de los hinchas también.
Los argentinos volverán a las canchas el jueves, cuando River viaje a Brasil para enfrentar a San Pablo, Defensa y Justicia y Racing reciban a Delfín de Ecuador y Nacional de Uruguay respectivamente, y Tigre junto a Boca viajen a Paraguay para disputar sus partidos ante Guaraní y Libertad. Ojalá, se solo fútbol y lo sanitario pueda ser controlado.