El 6 de abril 1943 Antoine de Saint-Exupéry publicó por primera vez el libro que cualquier amante de la lectura debe tener en su biblioteca.
El autor francés a través de su texto realiza una autorreferencia de su paso por el desierto del Sahara cuando formaba parte de la Fuerza Área Francesa. El libro trata de un piloto quien sufre un inconveniente cuando su avión tiene una avería y producto de esto, comienza a recorrer el desierto y es allí cuando conoce a un pequeño Príncipe venido de otro planeta, quien vive en un asteroide, que abandonó para viajar por el universo en busca de un amigo.
A lo largo del libro, se pueden observar diversas ilustraciones realizadas por el propio autor en acuarela. A pesar de que por esto, y en parte por la historia, es considerado por muchos como un cuento infantil, la obra trata aspectos relativos a las emociones, el amor, la filosofía, entre otros que hace que resulte atractivo para todo amante de la lectura.
La historia marca que el texto terminó siendo impreso en los Estados Unidos, producto a que por la Segunda Guerra Mundial, no pudo hacerlo en su Francia natal. Lo que el autor no sabía es que a partir de ese momento estaba dando a luz a uno de los textos más leídos, que fue traducido a decenas de lenguas y adaptado para teatro, cine, series animadas, ballet y ópera.
Con respecto al personaje principal, el principito es la representación de aquel niño que todos llevamos dentro. Sus sentimientos de amor, esperanza e inocencia son aquellos que traccionan nuestra vida. Con su compañía, el piloto observa la importancia de seguir nuestros sueños.
Algunas frases célebres del principito que han quedado marcadas para siempre son:
“Lo esencial es invisible a los ojos”.
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.
“Si tú vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz”.
“Eres responsable para siempre de lo que has domesticado”.
“Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar”.
Antoine de Saint-Exupéry, quien visitó el país en octubre de 1929 hasta febrero de 1931, murió en un accidente aéreo. El 31 de julio de 1944 despegó en su sexta misión de guerra y sufrió un accidente que impidió su regreso. Aunque nunca se encontró su cuerpo, en 1998 se rescataron cerca de Niza restos de un fuselaje que habría sido del avión que pilotaba. Junto a los restos del avión, se hallaron una pulsera de plata con su nombre y el de Consuelo, su amada.