Irreverente, sarcástica y siempre vigente. Fan de los Beatles y de jugar al aire libre. Odiadora de la sopa, del calor y la violencia. Una pequeña (gran) heroína con las palabras justas para hacernos pensar, reír y reflexionar sobre el tiempo pasado y el momento presente. Algo es seguro, sumergirse en el universo Mafalda es un camino de ida. Y tienen que estar advertidos: sus libros no se leen, se devoran.
Su primera aparición como historieta fue un 29 de septiembre de 1964 en la revista «Primera Plana», donde se publicó hasta el 9 de marzo de 1965. Sin embargo, Mafalda no fue pensada originalmente como un personaje de tira sino que nació a raíz de una publicidad de electrodomésticos que, por suerte para los fans de sus aventuras, nunca llegó a concretarse.
Para enero de 1965, se sumó a la familia de personajes, que hasta el momento eran Mafalda, su mamá y su papá, su amigo Felipe y en marzo del mismo año, nuestra niña llegó al diario «El Mundo» lo que le permitió a Quino publicar viñetas de forma diaria y trabajar sobre temas de actualidad. A finales de mes, apareció el pequeño almacenero, Manolito y para junio, su mejor amiga y antítesis, Susanita.
Siguiendo con la historia familiar, su tierno hermanito Guille, llegó para dibujar las paredes el 2 de junio de 1968, en lo que fue la primera aparición de Mafalda en el semanario «Siete Días Ilustrados» y por último, pero no menos importante, en 1970 se suma Libertad. Para mayo de 1973, los personajes de Quino comienzan a despedirse y oficialmente dicen ¡Adiós! el 25 de junio de ese año.
¿Cumpleaños sí o cumpleaños no?
Según ella misma relata, en una carta al director de Siete Días, su cumpleaños real es el 15 de marzo de 1962 y, otro dato de color, es que su nombre está inspirado en la película «Dar la cara», basada en la novela del escritor David Viñas, en la que aparece una beba con el nombre Mafalda.
Sus historietas fueron traducidas a 26 idiomas y sólo en Argentina se vendieron más de 20 millones de ejemplares. A 57 años de su primera aparición, es imposible no identificarse con alguna de sus ideas. ¡Qué difícil imaginar un mundo sin Mafalda! ¿No?