El técnico argentino conquistó el fútbol inglés con su título y ascenso a la Premier con el Leeds. La historia de un entrenador que un fracaso lo marcó para toda su vida en el país y es amado en el exterior.

Se inició como técnico en su amado Newell´s Old Boys, donde ganó dos títulos locales y estuvo a un paso de lograr la gloria máxima cuando perdió la final de la Copa Libertadores de 1992, ante el San Pablo, por penales en el Morumbí. Luego de un paso de cuatro años por México, volvió al país para ser campeón con Vélez en 1998. Llegó a la selección Argentina ese mismo año, tras dirigir al Españyol de Barcelona durante 10 partidos.

Su ciclo en la selección tuvo un comienzo prometedor. A pesar de la rápida eliminación en cuartos de final de la Copa América de 1999 a manos del Campeón Brasil, el equipo tenía un estilo de juego que permitía ilusionarse. Ese nivel, lo llevó a ganar las Eliminatorias 2002 de inicio a fin, con doce puntos sobre Ecuador que quedó segundo, y habiendo perdido un solo partido, también ante la Verdeamarela como visitante. Todo hizo que la selección llegue al Mundial de Corea-Japón como la máxima candidata a quedarse con el título. Pero pasaron cosas.

El sorteo puso un poco de temor, al ver que Inglaterra, Suecia y Nigeria, ocuparían el grupo F junto a Argentina en lo que sería el de «La muerte». A pesar de ello, todo era ilusión por el equipo que había formado “el Loco”. Batistuta, Aimar, Ortega, Crespo, Simeone, Verón, todos “nenes” que jugaban en las grandes ligas del mundo.

El comienzo agrandó la ilusión, porque el triunfo ante Nigeria dejaba a la selección líder del grupo. Pero la derrota ante Inglaterra y el inesperado empate ante Suecia, sellaron una eliminación histórica en primera ronda de un mundial. Un fracaso tan sorprendente como doloroso.

Las críticas no se hicieron esperar, el glorioso Marcelo Bielsa, pasaba a ser de un día para el otro en un fracasado. De amado, a odiado. El exitismo argentino volvía a hacer de las suyas. Más allá de la eliminación, el entrenador insistió. Soportó todos los embates y siguió dirigiendo a la selección. Ganó el preolímpico 2004, y cuando recuperaba la imagen de los hinchas, una increíble derrota ante Brasil en la Copa América de Perú, en un partido que estaba ganado y se perdió en el último minuto y los penales, trajo de nuevo los fantasmas del fracaso.

Con días de diferencia, Bielsa comandó a la selección Sub-23 a los Juegos Olímpicos de Atenas, y por fin, la gloria, llegaría para el técnico con la celeste y blanca. Por primera vez Argentina lograba la medalla de oro en el deporte más popular que se dispute en nuestro territorio. Y con el logro a cuestas, Bielsa volvió a hacer de las suyas. Luego de haber soportado tanta crítica producto de las derrotas, pego el portazo en medio de la alegría.

Luego de su salida de la selección, se mantuvo casi tres años fuera de las canchas. Hasta que volvió también al frente de un conjunto nacional, pero esta vez, del otro lado de la Cordillera. Bielsa llevó a Chile a la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010, donde quedó eliminado en octavos de final, ante su principal espina: Brasil.

A pesar de no obtener los resultados esperados, “el Loco” fue reconocido en Chile, con un 60 % de efectividad, es uno de los técnicos más destacados en la historia de la Roja. Abandonó su cargo por diferencias con la nueva dirigencia de la Asociación del fútbol chileno, pero no abandonó el corazón de los hinchas trasandinos.

Algo similar, ocurrió en el Athletic Club de Bilbao, donde fue Subcampeón de la UEFA Europa League y de la Copa del Rey de la temporada 2011/12. La ausencia de título, no significó la ausencia de reconocimiento. Bielsa con su estilo dejó la huella de los clubes donde dirigió en el exterior, como lo hizo también en el Olympique de Marsella.

Pero cuando todos lo daban como un técnico en retirada, volvió a hacer de las suyas. Con su estilo que lo caracteriza, llenó de ilusiones a los hinchas del Leeds. Un equipo de la segunda división del fútbol inglés, a quienes dejó al borde del ascenso en la temporada anterior. Pero su testarudez, hizo que lo volviera a intentar y esta vez sí, lo pueda lograr. Bielsa volvió a llevar al equipo a la Premier después de 18 años.

El efecto que genera Marcelo Bielsa en el resto de los países, se contradice con lo que ocurre en nuestro país. Un fracaso lo marcó para toda la vida y hace que en su propio territorio tenga un buen número de detractores que critican cada paso que da. Lo que ocurre con él, no es una excepción en medio del exitismo argentino. Un leproso como el, un tal Lionel Messi, sufre de lo mismo.

Ante esta situación, es momento de parar la pelota, y pensar ¿por qué nos damos el lujo de criticar a quienes son amados en el exterior? ¿Qué hacemos mal nosotros para que esto pase? Probablemente, sea nuestro fanatismo enceguecedor que no nos deje ver más allá de la obtención de un trofeo, y eso sea lo que nos haga ver todo paso como un fracaso y no poder tener nunca un proyecto a largo plazo. Todo se trunca ante la primera caída y hasta los testarudos se cansan de intentarlo con nosotros.