La ilusión fue creciendo a medida que el torneo fue avanzando. A pesar de que desde el juego no había convencimiento, el tener al mejor jugador del mundo en su máximo esplendor fue despertando el entusiasmo de un pueblo sediento de gloria.
Brasil el rival; el Maracaná el campo de batalla. El panorama más difícil que se podía plantear para sacarnos las ganas tras 28 años. La verdeamarela había ganado todas las finales de Copa América que se disputaron en su terreno. Pero la esperanza era y fue más fuerte.
Un partido durísimo, que se abrió producto de la vinculación entre dos de los jugadores más importantes de la selección en el encuentro. Pase largo de Rodrigo De Paul, un error de la defensa brasilera y una genialidad de Ángel Di María para que el 1 a 0 termine de despertar la ilusión en aquellos dubitativos.
El resto fue historia. Hasta podría haber sido aún más mágico si Messi convertía el 2 a 0 que insólitamente se perdió en el final. El árbitro uruguayo, ese del que tanto sospechábamos, cumplió con su labor, terminó el partido y esta vez, lo que fue al 10 no fue la pelota, fue el abrazo de todos sus compañeros que entendieron que había llegado su momento.
Lionel Messi y la selección, se sacaban la mufa. Esa que durante 28 años nos privó de alcanzar la gloria. Paradójicamente Lionel estuvo en el equipo algo más de la mitad de la totalidad de años de sequía, pero por ser el mejor, le cargaban siempre la totalidad de las culpas.
Qué decir de Scaloni. El hombre del que todo el mundo dudaba, al que muchos criticaron fue el que logró lo que tantos intentaron y no pudieron. Un equipo y no solo un plantel. Donde entendieron que todos juntos, sin egos, tenían que ir en busca del gran objetivo. Y lo lograron.
Las estadísticas están para romperse. Brasil nunca perdió una copa en su casa, hasta el sábado. Argentina no podía lograr títulos hace 28 años, hasta el sábado. El país fue una fiesta, millones de personas olvidaron las tristezas que nos acompañaron estos últimos días producto de la pandemia, y se encontraron en las calles para celebrar. No es para menos, la Selección volvió a la Gloria y Messi lo logró… conquistó América.