El concepto se instaló en el cotidiano y hasta grandes players de la industria se metieron de lleno a explorarlo, pero ¿qué es un metaverso y cómo nos tenemos que preparar para su llegada?
Un metaverso por definición de tecnólogos, ya que aún no se encuentra en el diccionario de la RAE, es una combinación entre la vida física y la del plano digital. En este sentido, es la creación de un mundo virtual, en el que cada persona, identificada a través de un avatar propio, puede generar transacciones, jugar y relacionarse con otros dentro de esa plataforma. El usuario de alguna manera siente y vive en un espacio híbrido, que no es real pero tampoco 100% ficticio.
Hoy las principales empresas de tecnología (y unas cuantas que nada tienen que ver con el rubro), están apostando cada vez más a involucrarse con este tipo de proyectos. Parece un término del género de ciencia ficción, aunque se podría “vivir” sin límites físicos como mencionan los especialistas en el tema. Allí, se tendrían que tener en cuenta otros aspectos, ya que desde lo antropológico representa una nueva forma de sociedad, una en la que la interacción humana tiene otros códigos.
“El metaverso es un concepto que surge de la nueva generación de internet: describe una experiencia inmersiva y multisensorial a través de la cual los seres humanos superan las limitaciones físicas y temporales del universo real para adentrarse en nuevos e infinitos universos vía avatares o proyecciones virtuales de sí mismos”, afirma Giovanni Caroglio, CEO de CriptoCountry, una de las propuestas de este tipo que surgió durante 2021.
Aceleración post pandemia y revolución económica
El aislamiento y la tendencia a consumir productos de tecnología fueron los grandes catalizadores para preparar un escenario en el que la aparición de los entornos virtuales no genera asombro. De esta forma, las criptomonedas tienen mucho que ver en los metaversos, ya que gracias a su implementación y al uso de Blockchain, imperan como la moneda de cambio dentro de estos escenarios.
“No solo se le otorga al usuario la posibilidad de jugar o divertirse, sino que también puede comerciar e intercambiar objetos con cualquier persona que se encuentre dentro del metaverso, allí las cripto tienen un papel fundamental, y es por esto que se ha generado un incremento exponencial de su adquisición en el último tiempo”, menciona Caroglio.
La novedad de los metaversos brinda ademásuna oportunidad para empresas de todo tipo: generar universos fantásticos en los que el consumo está presente y pueden crear cualquier producto o servicio al alcance de sus consumidores. “La idea sobre la que se sustenta CriptoCountry nació del mundo inmobiliario real: en Latinoamérica es prácticamente imposible para algunos poder tener un terreno propio o acceder a una propiedad, por ese motivo y en el marco de un juego 3D inmobiliario, dimos con una solución para que puedan lograrlo”, sentencia el impulsor del proyecto.
Este desarrollo, en el que se opera con el uso de NFTs, es decir, tokens digitales no fungibles, únicos e irrepetibles, se encuentra representado por ciudades con diferentes características de capitalización. Los paquetes NFT que se pueden comprar en el juego tienen muebles, árboles y una infinidad de elementos para poner dentro de estos lotes y así construir y decorar cada casa. El objetivo es que la propiedad incremente su valor y posición en el marketplace de la plataforma, para luego poder operar y comercializar con otros usuarios.
“Las aplicaciones basadas en Blockchain tuvieron un enorme crecimiento en los últimos años. El ascenso en valor de las criptomonedas solo es el signo más llamativo, pero por detrás de la volatilidad de estos activos, esta tecnología progresa en funcionalidades y adopción. Una de sus últimas manifestaciones se ha dado en los llamados criptojuegos, títulos en los que el jugador recibe recompensas en forma de cripto activos solamente por jugar”, agrega Caroglio.
Lo cierto es que estamos experimentando en la actualidad lo que podría ser un futuro ya muy cercano: una economía en la que el uso de criptomonedas para el intercambio genere transacciones homogéneas a nivel mundial, interacciones humanas mediatizadas por lo virtual y la posibilidad de tener ingresos e incluso la profesionalización del juego, todo eso en una misma era.