“Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, nuestro compañero y amigo finalmente partió”, dice el comunicado oficial difundido por Les Luthiers, despidiendo Mundstock de 77 años, quien luchaba contra un cáncer que le diagnosticaron en febrero de 2019. Una partida que deja un legado enorme en la cultura y el humor argentino.

Nacido un 25 de mayo del año 1942, en la provincia de Santa Fe, viajó siete años más tarde a Buenos Aires, más precisamente al barrio de Once, en busca de nuevos caminos. Finalizado el secundario, comenzó la carrera de ingeniería, principalmente por un mandato familiar. En paralelo, estudió locución en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER), carrera la cual se permitía disfrutarla un poco más. Finalmente, terminaría abandonando la carrera de Ingeniero, producto de su ingreso al coro universitario.

Luego de un festival de coros realizado en Tucumán y bajo la dirección de Gerardo Masana se formó “I Musicisti”, que terminaría siendo el antecedente de Les Luthiers. Finalmente, el 4 de septiembre de 1967, Masana, Mundstock, Rabinovich y Maronna forman el grupo con el nombre que los llevo al éxito y Marcos comienza a destacarse por su personaje Johann Sebastian Mastropiero.

El éxito fue rotundo. Estados Unidos, Brasil y una enorme cantidad de países del exterior, disfrutaron de un humor musical extremadamente inteligente. En nuestro país, lograron un reconocimiento y un prestigio muy rápidamente pero fue en los años 80, con la llegada de la democracia, que el grupo encontró niveles de popularidad innimaginados en sus orígenes.

Al mismo tiempo que disfrutaba de su trabajo en Les Luthiers, Mundstock se introdujo en el mundo del cine, haciendo la voz en off de Quebracho y Metegol. Pero también, mostrándose en películas como Cama adentro, Roma, No sos vos, soy yo, Mi primera boda y el año pasado en El Cuento de las Comadrejas de Campanella. En televisión, trabajó en La Argentina de Tato, Sorpresa y media, Periodismo para todos y la presentación de Pasado de copas.

«El ejercicio del humorismo, profesional o doméstico, más refinado o más burdo, oral, escrito, mímico, dibujado, mejora la vida. Permite contemplar las cosas de una manera distinta. Lúdica. Pero sobre todo lúcida, a la cual no llegan otros mecanismos de la razón» afirmaba Mundstock cuando Les Luthiers recibió el prestigioso premio Princesa de Asturias.

Con su humor lo recordaremos siempre, para hacernos sentir una vida mejor y contemplar las cosas de esa manera distinta que nos proponía. Hasta siempre, maestro.